Los pecados capitales de la Semana Santa

“Y a los tres días resucitó”. Eso es lo que celebramos hoy Domingo de Pascua, último día de vacaciones para muchos. Después de una semana llena de devoción, fervor y veneración… ¡bueno!, en realidad no es así exactamente.

Hay quien pasa la Semana Santa trabajando, como los pasteleros y panaderos que elaboran sin descansos los postres típicos que llenan nuestras cocinas y que nos hacen caer, sin darnos cuenta, en uno de los siete pecados capitales, la gula.

Tampoco es tiempo de descanso para José María López “Farras” que, junto a otras personas, utiliza su ingenio y esfuerzo para hacernos llegar el sentimiento más profundo de la Semana Santa, a través del Monumento del Santísimo. A pesar de tenerlo tan cerca, algunos pecan a veces de perezosos.

Otra de las tradiciones de estas fiestas son las procesiones. Los santos, esos que están todo el año en las Iglesias, están saturados de trabajo en estas fechas. Las Hermandades les ponen guapos, les llenan de flores y velas y a la calle.

Aun sabiendo que para mucha gente es un acto de solemnidad, hay varios pecados capitales que afloran en estos eventos. La ira, por parte de los que, siendo coherentes con sus ideas, ven como otros no lo son. Y por otro lado, la avaricia de los que sólo ven riqueza y poder en lo que debería ser humildad y sencillez.

Quedan tres: envidia, soberbia y lujuria. Puede que también se den, pero no quiero enturbiar una celebración tan bonita como la resurrección. Para la fe cristiana lo es TODO, el motivo por el que creemos sin ver. El momento en el que comienza una nueva vida, por la que merece la pena estar en esta.

La Semana Santa aviva sentimientos diferentes en cada uno, que a veces son opuestos a los que sentimos el resto del año, algo que no siempre tiene porque ser malo, siempre que se haga desde el respeto. Acabo entonces con la imagen, porque no deja de ser eso, una imagen, que une a todos los morateños, La Virgen de la Antigua.